Honduras es el país más peligroso per cápita del mundo para los
activistas del medio ambiente y la tierra, asesinaron 109 personas entre 2010 y
2015. Una de estas era la activista Berta Cáceres. En la madrugada del 3 de
marzo de 2016 fue asesinada cuando perpetradores desconocidos entraron en su
casa en La Esperanza, Honduras. Pero ella no es la única víctima, asesinaron 4
líderes de su comunidad, 4 de sus compañeros fueron arrestados, atacaron su
hermano y sus hijos fueron amenazadas. Berta Cáceres, una mujer indígena Lenca,
se enfrentó frecuentemente a madereros ilegales, dueños de las plantaciones y
corporaciones multinacionales.
Berta Cáceres estaba involucrada en lucha contra la empresa
multinacional Sinohydro y la empresa hondureña Ficohsa por la defensa del Río
Gualcarque. Oficialmente la policía publicó que se trató de un intento de robo,
pero ella ya había recibido acusaciones y amenazas desde hace años así que su muerte
fue asumido por su familia como consecuencia de su último trabajo.
Su campaña contra la represa de Agua Zarca logró que la Corporación
Financiera Internacional, una institución del Banco Mundial, abandonó el área.
Ese territorio es sagrado para las comunidades indígenas y vital para su
supervivencia. El espíritu femenino habita en los ríos y las mujeres son sus
guardias. En respecto a eso, Cáceres dijo en una entrevista que sabía que al
final iban a triunfar “me lo dijo el río, no nos queda otro camino más que
luchar”.
Ni las amenazas de violar y atacar a su familia, ni el asesinato de sus
compañeros pudieron parar a esa madre de 4 hijos. Una madre, cuya campaña ha
causado más de $ 3 millones daño para las empresas mencionadas. Por su continua
lucha y su fuerza recibió el premio Goldman en 2015.
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